EL EGOÍSMO EN LA BIOLOGÍA
Entre los rasgos que nos distinguen de los otros animales
destaca nuestra biología social, que aunque se encuentra también en los
primates, en el caso del Homo sapiens tiene un alto grado de cooperación entre
los individuos. Parece de sentido común que, puesto que la biología social
tiene lugar en el seno de los grupos, ésta evolución social humana se deba al
mecanismo de la selección grupal y no al individual. Pero la teoría
neodarwinista no puede aceptar la selección entre grupos puesto que los
mecanismos de mutaciones genéticas, que desencadenan la adaptación a nuevas
situaciones y la posterior selección natural, se dan en el individuo y no
tienen ningún sentido aplicarlo al grupo.
¿Cómo explicar mutaciones adaptativas beneficiosas para los grupos pero
perjudiciales para los individuos, como serían los comportamientos altruistas? Qué
duda cabe que muchas veces los comportamientos altruistas en los que un individuo
se sacrifica en aras de la seguridad de su familia, tribu, grupo social, etc, resultan
más rentables para la supervivencia del grupo que un comportamiento egoísta de
cada miembro, pero ¿cómo explicarlo al nivel individual desde el punto de vista
de la teoría de la evolución?
Diversos autores, desde la sociobiología, han tratado de
mostrar que el comportamiento altruista es en realidad muy egoísta en términos
de éxito reproductivo. Al favorecer la supervivencia de los descendientes
propios y de los de los parientes cercanos, el altruista se está asegurando que
sus genes se transmitan. La selección familiar se postula en estudios de Haldane
o Richard Dawkins, autor de la polémica obra El gen egoísta (1976). Según este último, los individuos son el
medio del que se valen los genes para perpetuarse, para lo cual no dudarán en
sacrificar a sus portadores en su propio beneficio, lo cual explicaría el
altruismo en la naturaleza. La principal objeción que se plantea a esta teoría
es que no sirve para explicar los comportamientos altruistas entre individuos
no cosanguíneos. También precisa de importantes matizaciones para entender la
existencia de la homosexualidad.
La teoría matemática de juegos permite a John Maynard ofrecer
una explicación que saca a la sociobiología del atolladero. Ha desarrollado
modelos que representan estrategias evolutivas estables, es decir, aquellas que
confieren la máxima eficacia biológica al que las practica en los combates. Sus
cálculos le han permitido demostrar que la más eficaz es una estrategia mixta
según la cual unas veces convendrá
actuar de modo incruento y respetando las normas y otras todo lo contrario. La
conclusión que se extrae es que la cooperación puede resultar a veces rentable
aunque los individuos no sean por naturaleza altruistas, es decir, que se da un
uso instrumental de la cooperación por parte del egoísmo connatural del
individuo.
Extraído de Juan Luis Arsuaga. “Egoísmo y altruismo” en El
enigma de la esfinge. (2001)
EL
EGOÍSMO EN LA PSICOLOGÍA
Piaget,
en su obra Seis estudios de psicología (1964) establece las bases de su teoría
psicológica estructuralista para explicar las fases del desarrollo del niño. A
modo de resumen, establece varias fases por las que va pasando el niño en unos
márgenes de edades aproximados. Cada fase ha pasado por una serie de procesos
que mantiene la unidad en el paso por las diferentes fases. Cada construcción
ha descentrado el punto de vista egocéntrico del principio para situarlo en una
coordinación cada vez más amplia de relaciones y nociones. De forma paralela,
la afectividad se ha liberado poco a poco del yo, para llegar a ser cada vez
más cooperativa gracias a la reciprocidad y a la coordinación de valores.
Kolhberg
define los estadios morales que atraviesa el niño en su maduración hacia la
adolescencia de la siguiente manera:
I
Nivel preconvencional: El niño es receptivo a las normas culturales y a las
etiquetas de bueno y malo, justo e injusto, pero interpreta estas etiquetas en
función bien sea de las consecuencias
físicas o hedonistas de la acción (castigo, recompensa, intercambio de favores)
o en función del poder físico de aquellos que emiten las normas y etiquetas.
II
Nivel convencional: se considera que mantener las expectativas de la familia,
el grupo o nación del individuo es algo valioso en sí mismo. La actitud no es
solamente de conformidad con las expectativas personales y el orden social,
sino de lealtad hacia él, de mantenimiento, apoyo y justificación activos del
orden y de identificación con las personas o el grupo que en él participan.
III
Nivel postconvencional, autónomo o de principios: hay un esfuerzo por definir
los valores y los principios morales, que tienen validez y aplicación con
independencia de la autoridad de los grupos o personas que mantienen tales
principios y con independencia de la identificación del individuo con tales
grupos. Los dos estadios de este nivel son la orientación legalista,
socio-contractualista y la orientación de principios éticos universales. Este
último define la justicia según los principios éticos que la conciencia misma
ha elegido y que pretenden tener un carácter de amplitud, universalidad y
consistencia lógicas.
Kolhberg. La filosofía del
desarrollo moral. Estadios morales y la idea de justicia. (1981)
EL EGOÍSMO EN EL PACTO DEL CONTRATO SOCIAL
[…] Los hombres no derivan placer alguno (sino antes bien,
considerable pesar) de estar juntos allí donde no hay poder capaz de imponer
respeto a todos ellos. Pues cada hombre
se cuida de que su compañero le valore a la altura que se coloca él mismo. […] Por
ello, antes del tiempo de la sociedad civil, o en la interrupción del mismo por
la guerra, no hay nada que pueda fortalecer un convenio de paz acordado contra
las tentaciones de avaricia, ambición, lujuria, y otro deseo fuerte, salvo el
temor a aquel poder invisible que cada uno de ellos venera como Dios y teme
como vengador de su perfidia.
Thomas
Hobbes. Leviatán.(1651)
Como la razón no exige nada que sea contrario a la
naturaleza, exige, por consiguiente, que cada cual se ame a sí mismo, busque su
utilidad propia, apetezca todo aquello que conduce realmente al hombre a una
perfección mayor, y, en términos absolutos, que cada cual se esfuerce cuanto
está en su mano por conservar su ser. […] los hombres que se gobiernan por la
razón, es decir, los hombres que buscan utilidad bajo la guía de la razón, no
apetecen para sí nada que no deseen para los demás hombres […]
Spinoza. Ética.(1677)
La garantía de la paz perpetua a hallamos nada menos que en
ese gran artista llamado Naturaleza. En su curso mecánico se advierte en las
disensiones humanas, aún contra la voluntad del hombre, armonías y concordia.
[…] El mecanismo, pues, de la Naturaleza, las inclinaciones egoístas que en
modo natural se oponen unas a otras y se hostilizan exteriormente, son el medio
de que la razón puede valerse para conseguir su fin propio, el precepto
jurídico.
Kant.
La paz perpetua.(1795)
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